miércoles, 28 de abril de 2010

Algo tiene Barcelona


El Agua del grifo no se puede beber; contiene demasiados químicos, destruye el pelo, te enferma del estómago y le saca sarro a todo lo que toca.

En cada esquina hay tiendas de chinos con toda clase de baratijas y chácharas que durarán unos cuantos días sin romperse, pero que resultan muy convenientes en días de emergencia o en altas horas de la noche cuando absolutamente todo está cerrado.

Los pakis se han vuelto los proveedores oficiales en las calles de cualquier tipo de producto que se necesite al momento; si llueve venderán paraguas, si es de noche venderán cervezas y si no son cervezas, serán rosas, lentes, bolsas, impermeables, pañuelos, cocos, marihuana o hashis.

De las 5 líneas del metro, la verde, la azul y la morada son nuevas, efectivas, veloces y unen puntos relativamente nuevos o “bien” de la ciudad. Por otro lado, el tomar la línea roja por la noche es igual a encontrarse con la más amplia variedad de personajes excéntricos y algunas veces amenazantes, ¿la razón? la línea roja es larga, los vagones son viejos y algunos puntos de su trayectoria pasan por zonas donde no me arriesgaría a caminar sola por la noche; si tomas la amarilla, igualmente vieja y un poco sucia, lo más probable es que tardes más tiempo de lo previsto para llegar a tu destino.

Las calles de lo que fuera la ciudad en el año 1300 hoy están llenas de tiendas de marca, diseñadores, souvenirs, puestos de comida, bares, restaurantes y gran variedad de establecimientos; aquella ciudad condal amurallada ha quedado sumergida en un universo de tiendas, servicios y productos que provocan la necesidad de verlo todo de reojo, sin ponernos a pensar –muchas veces- que en esa misma calle probablemente exista una placa que diga que allí se encontraba una de las antiguas puertas de entrada a la muralla, o que la plaza donde tomamos una caña, solía ser el antiguo foro Romano.

Barcelona es una ciudad con espíritu de lucha, llena de historia de guerras y batallas de los años 1300´s contra Francia, Mallorca, Cerdeña. La lucha por territorios; disputas entre reyes; traiciones a la nobleza; comercio con Oriente, injusticias contra los judíos, la peste bubónica hacen de Barcelona un pueblo aferrado a un ideal de independencia, arraigado a sus orígenes, aferrado a su lengua y orgulloso de sus antepasados.

Recorrer las calles Montcada, Ample, Roger de Lluria, Cardens, Independencia, del Comerce, del BIsbe, Banys Nous, del call, comtal, princesa, Roger de flor, Sant Pau, Roselló, del Rec, de´l Argentería, Ferran, del Call, d´Avinyo, -todas tan similares pero tan únicas-, es igual a fusionarse, con historias, vibraciones, gente y esencias que viven cautivas en el alma de la barcelona antigua.

La rambla, “la serpiente fantástica”, conocida comúnmente como Rambla de las Flores, es la suma de todo: bullicio, colores, flores, pájaros, turistas, estatuas humanas, pintores, terrazas… pero hace cientos de años, cuando Barcelona era un recinto medieval amurallado, del lado occidental había un torrente, el que en nuestros días conocemos como La Rambla, que en realidad no es una sino 5: Rambla de Canaletas, Rambla del Estudis, Rambla dels Capuxtins y Rambla de Santa Mónica. Caminando a lo largo de ella, desde el mar hacia la montaña, del lado derecho se encontraban las 5 puertas de la ciudad que se cerraban cada día a las 9 de la noche.

Los bares del barrio de gracia, la xampañerya, las pizzas del borne, princesa 23, las piadinas de calle Ample, los waffles con chocolate, el parc Güell, el parc de la Ciutadella, la sagrada familia, La catedral, Santa María del Mar, Portaferrisa, Portal del ángel, Passeig del borne, el Palau de la música, las ramblas, el mercado de la boquería, el raval, pintor fortuny, carrer del Pi, la tienda raima, la galería Montcada, el bar Guindas, la Barceloneta, la playa, el Mediterráneo, la arena, la montaña, el tibidabo, Mont juic, el adoquín de las calles diseñado por Gaudí, los balcones utilizados como guarda-bicicletas, las calles angostas, las grandes avenidas, la diversidad de gente, las ideologías, los estilos al vestir, las manifestaciones artísticas, los gustos musicales, los vendedores en las calles, la libertad de expresión, la tranquilidad de ser uno mismo.

Barcelona tiene mil y un motivos para colocarse como la ciudad donde todo es posible, donde no hay límites. Donde el único guía es el viento. Hay cosas que solamente suceden aquí, en la ciudad Condal.

Algo tiene Barcelona que hace que los sentidos se sobresaturen, que el cuerpo vibre al pasar por cualquier rincón de barrio gótico o el borne e imaginar esa misma calle hace cientos de años; que las piernas no quieran dejar de andar aún cuando están destrozadas, que los ojos no paren de elevar la mirada y seguirse sorprendiendo antes los descubrimientos de cada día, que los oídos no dejen de pedir nuevas melodías, de tratar de comprender nuevos idiomas, de deleitarse con la música de las calles, que la piel de todo el cuerpo se erice cuando descubrimos que…

Algo tiene Barcelona que vuelve nuestra mente una fábrica de ideas, que nuevos conceptos se generen a cada instante, una máquina imparable, fuente de intranquilidad que hace que simplemente no se puede dormir, que provoque insomnio, que no se pueda descansar, que se recargue la cabeza sobre la almohada teniendo una idea, que esa idea continúe durante el sueño y que finalmente culmine cuando volvemos a despertar.

Barcelona es una droga poderosa generadora de adicción inmediata, los colores se saturan, los sabores se intensifican, la respiración se agita, los latidos se aceleran, los olores penetran por la piel… es droga pero también es medicina para aliviar cualquier dolor, físico, mental, espiritual, emocional, sentimental… regenera las células muertas, reconforta en la tristeza, levanta al caído, protege al débil, acompaña en la soledad, orienta en la confusión, traza caminos… y te lleva de la mano.

Liberadora y atadora a la vez. Barcelona es un ángel y un demonio que nos visita aun cuando dormimos; es obscura y luminosa, no conoce el día y la noche, no conoce la bondad ni la maldad, no sabe cuándo es el inicio y cuando el final, es un círculo vicioso de si mismo que envuelve de una forma alucinante y cegadora.

Barcelona se mete en las neuronas, en los nervios, en las entrañas; se mete en la respiración, en el alma, en el andar, en el reír, en el llorar… es la luz reconfortante de un nuevo día y el enigma que envuelve la obscuridad de la noche.

Es todo y a la vez es nada. Es tan grande o tan pequeña como la imaginación lo permita. Tan propia o ajena como decidamos cada día. Es tan gótica como su barrio, tan turística como la rambla o tan reconfortante como su mar. Barcelona no es una, es la fusión de muchos universos convertidos en un mundo paralelo en donde todo, absolutamente todo es posible, vivir, liberarse, encontrarse, recordar… escapar, porque es tan abierta, tan transparente, tan como ella misma que recibe y da la bienvenida a todo aquel sin juzgar, no pretende ser lo que no es, no tiene poses, ataduras, ni prejuicios, es libre, es amiga, cómplice y confidente…

Esta es mi Barcelona… la que me provoca no quererla dejar… la que me pide a gritos ser compartida… que se siente mía y me envuelve haciéndome sentir parte de ella……..tanto, que le ha dado una visión diferente a mi vida… que me ha hecho sentir viva… que me ha dado la capacidad de ver más allá, de escuchar mas allá, de sentir más allá, de confiar más allá, de explorar más allá, de preguntar más allá, de planear más allá, de hacer más allá, de lograr más allá… de llegar más allá.

MI BARCELONA, te extraño !