sábado, 5 de diciembre de 2009

lecciones animales

-¿Sabes algo sobre los sapos?
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-¿Sapos?
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-Varios estudios biológicos demuestran que si metemos un sapo en un recipiente con la misma agua de su charca, permanecerá inmóvil mientras calentamos el líquido. El sapo no reacciona ante el aumento gradual de la temperatura ni los cambios de ambiente; muere cuando el agua hierve, hinchado y feliz.
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Sin embargo, si metemos otro sapo en ese recipiente con el agua ya hirviendo, salta inmediatamente fuera. Medio cocido, aunque vivo.
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Olivia no entiende muy bien que tiene eso que ver con la destrucción del mundo.
Igor prosigue:
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-Yo me he comportado como un sapo hervido. No me di cuenta de los cambios. Pensaba que todo iba bien, que los problemas se solucionarían, que sólo era una cuestión de tiempo. Estuve a punto de morir porque perdí lo más importante de mi vida: en vez de reaccionar, me quedé flotando, apático, en el agua que se calentaba minuto a minuto.
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Olivia se arma de valor y hace la pregunta:
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-¿Qué perdió?
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-En realidad, no lo perdí; hay momentos en los que la vida separa a determinadas personas sólo para que entiendan lo importante que son la una para la otra...
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...Hay sapos hervidos que todavía piensan que lo fundamental es la obediencia, no la competencia: manda el que puede, y obedece el que tiene juicio.
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Y en todo eso,
¿dónde está la verdad?
Es mejor salir medio chamuscado de una situación,
pero vivo y listo para reaccionar.
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El vencedor está solo. Paulo Coelho

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