martes, 8 de diciembre de 2009

Viaje al pasado

Nací y viví en Orizaba hasta el 2000, me fui a Puebla a estudiar la carrera, durante la universidad me fui 3 veces de intercambio y hace 4 meses volví de Barcelona de hacer un Máster durante un año. He hecho alrededor de 10 mudanzas, tengo varias maletas coordinadas en naranja, cierro y abro ciclos como si fueran bolsas de papitas y como buena diseñadora, de cada viaje, experiencia, momento, etapa, relación o despedida he guardado, tarjetas, pósters, hojas, libretas, tickets, recaditos, dibujos, cartas… mi vida está perfectamente archivada a través de trozos de papel inservibles.

Hace tan sólo unos meses que he vuelto de Barcelona, y el shock de volver es fácilmente comparable con el abrir los ojos y darse cuenta que hay que recomenzar; desde mi regreso todo ha sido un constante subir y bajar, y ha sido agotador, OHHH SIIIII. Reencontrarme con familiares y amigos, redescubrir mi ciudad, toparme de frente con la que era mi vida, buscar trabajo, rechazar 3 ofertas, aceptar la cuarta oferta; aprender a vivir sin coche, hacerme amiga de los microbuseros, vivir con mi ex por un tiempo, salirme de su casa, buscar casa nueva, aprender a vivir con la ropa de una maleta miniatura, acostumbrarme a dormir en 3 lugares diferentes por semana, uffffffff ¿Será que volví hace 4 meses o 4 años? Feels like 4 years.

Es lunes y estoy en casa de mis papás, me dispongo a ponerme los tenis para salir cuando de pronto me quedo parada en la puerta de mi habitación mirando con alucine los cerros de libretas y libros, la ropa que no cabe en el closet, el escritorio atiborrado de porquerías, los cajones que no se pueden cerrar, las maletas que no he vaciado desde que volví, muñecos viejos, pósters, fotos, bolsas, zapatos, recuerdos, momentos, amistades, amores; escucho claramente a mi cuarto mentarme la madre y yo respondo diciéndome a mi misma:

Hay momentos en que tienes que dejar ir las cosas;
sólo con las manos vacías es que puedes agarrar algo nuevo…


Así que, me quedo descalza, me armo de valor y me echo un clavado a los cajones y cerros de vivencias que hasta hoy habían permanecido cautivos en mi cuarto.

Abro un cajón del escritorio y sonrío al encontrarme una carpeta enorme llena de recuerdos de mi primer intercambio en el extranjero: Victoria, Canadá. Leo las cartas, veo las fotos, encuentro el itinerario de actividades, abro los viejos apuntes, río al leer mi “inglés”, encuentro una hoja de Maple seca pero en perfecto estado entre los libros, los tickets de los shows, mi pase mensual del autobús, el diploma de graduación del curso, el “invoice” que me envió la policía cuando dejé olvidada mi cartera en un puesto de hot dogs.

Abro una caja de madera y me encuentro con un marcador plateado, un mini boceto del cuadro que regalé a grillo titulado “creamos en imposibles”, un recuerdo de un bautizo, un montón de tarjetas de presentación viejas, calcomanías de I love NY, un botón azul cielo, la medalla de judo del que fuera mi novio por 6 años, un idolito maya, una concha de mar pintada a mano “lina y eryk”, 3 gafetes de encuentros deportivos de la prepa, las llaves de mi ex oficina y hasta el fondo mis moldes blancos con tubos de plástico y miles de tubitos de colores con los que hacia figuras de todas formas y colores, planchaba y luego convertía en prendedores para el cabello para venderlos en la secundaría y ganarme mis pesitos.

Tomo un botecito de aluminio y empiezo a esculcarlo; pura porquería con excepción de 2 cosas: un llavero en forma de Pedro Picapiedra con la llave de la casa de Hugo Carmona, mi amigo de la secundaria a quien raptaron y mataron a los 16 años y a quien le escribí cartas durante 1 año después de su muerte; y también encuentro un prendedor en forma de corazón rosado que solía prender y apagar que mi abuela Toñeta me trajo de alguno de sus viajes a las vegas. (Cabe mencionar que mi abuela amaba tanto las Vegas que una parte de sus cenizas ahora descansan en la fuente del Caesar Palace, ¿Por qué no?).

Abro otro cajón del escritorio, ahí descansan mis primeros apuntes de la universidad, mi horario de clases, las agendas, las copias de los profesores; he encontrado los diplomas de los congresos de diseño en los que participé, una lata dorada llena de recaditos que me dejaban en mi casillero y mensajitos que nos pasábamos en clase, también está una libreta de hojas blancas en donde están apuntados todos los recados telefónicos del dormitorio donde vivía: Ireri te llamó tu mamá, Ana Laura vino a buscarte Cristina, Si llega Baruch díganle que estoy en HU atte Lis, Si me llama Manolo –que sería un milagro-díganle que le hablo en la noche atte Lina. UHHHHHHH buenos tiempos los del dormitorio Ignacio Bernal, suite G200.

Encuentro también, mis solicitudes y papeles para irme de intercambio, caigo en cuenta que mi primera opción era Londres, la segunda Barcelona pero finalmente terminé por irme a Edmonton Canadá; están los papeles de liberación de mi servicio social, revalidación de materias, justificantes y avisos de los maestros. Parece que estoy volviendo a vivir cada momento dentro de mi querida alma Mater, siento como si estuviera corriendo por los pasillos para llegar a una entrega, viviendo el stress de no poder imprimir a colores el Dummy para editorial, discutiendo con mi compañera de equipo porque no hizo su parte, abrazando a mis compañeros al salir del salón, entrando al dormitorio saludando al recepcionista con alegría y sobretodo sonriéndole a la vida cada mañana al comenzar mi día de estudiante universitario. Parece que fue ayer.

Termino por abrir una bolsa roja de papel. Ahí descansan todas las postales, calcomanías, recortes, revistas, flyers y pedazos de papel vivientes de mi Barcelona. Un dibujo de Ophelie, una notita de Lina, los recados de mis hermanas mexicanas, las fotos que me llevé de mis papás, los post its que tenía pegados en mi cuarto, el boleto de avión donde chango apuntó mi email, mi calendario de clases en ELISAVA, la invitación a la fiesta navideña de “estudio mariscal”; cada trozo de papel inerte es un momento, una vivencia, una lección, una persona, esencias imborrables en mi vida de mi paso por mi Barcelona.

Creo he terminado….. OH OH…. hay un fólder más, lo había olvidado.

Lo tomo, lo abro y cae al suelo un pequeño cuadernillo negro con el título en la portada “Proyecto de vida" . Lo abro y SONRÍO al leer lo que una niña de 19 años esperaba de su vida.

En ese mismo folder hay un escrito:

Universidad de las Américas-Puebla
Escuela de ciencias sociales
Departamento de educación

ENSAYO FINAL
Teorías educativas


Mi visión a 10 años…
Lo leo, vuelvo a sonreír.


Recuerdo aquella tarea asignada por un ser querido y realizada en Barcelona: Visualizarme en 1 año, en 3, en 7…. Comprendo que no hay mucha diferencia entre lo que pensaba hace unos años cursando mis materias de universidad y lo que pensaba hace tan sólo unos meses en Barcelona, España. Mi imagen, mi reflejo frente al espejo, mis expectativas propias, mi esencia, mi auto concepción, parecen ser las mismas y fortalecerse con el tiempo.

Hoy a escasos días de terminar este año y comenzar el 2010, caigo en cuenta que no sólo me puse a liberar peso de mi carruaje, a vaciar mis manos, a seleccionar que sirve y que no, a ordenar mis cajones. Lo que inconscientemente hice fue un recuento de 10 años de mi vida, el resumen de una década intensa y prometedora, la primera década fuera de mi casa como persona independiente, siendo yo misma, viviendo libre y feliz. Ahora comprendo que era necesario hacer este recuento para poder comenzar el año 2010 libre y ligera, con las manos vacías para poder tomar nuevas cosas…

Hoy miré con ojos brillantes de animalillo volador, 10 años de momentos, lecciones y personas inolvidables plasmados en trozos de papel, en recados, en fotos, en cartas de amor o despedida, en regalos sorpresa, en mensajes escondidos en las libretas. 10 años y es hora de terminar este recuento, de cerrar el ciclo, la década.

Sólo por vanidad, citaré a mi profesor de aquella materia para la que escribí ese "ensayo final de teorías educativas".

10 de calificación: no se porque, si no mencionas a ninguno de los autores, pero me parece has captado la esencia.

Obviamente el profesor tenía razón, la esencia la capté perfectamente y efectivamente no cité a los autores del libro; en su lugar preferí terminar mi ensayo citando a otros:

“la verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de si mismo" Montaigne

“algunas veces vivimos nuestras vidas encadenados, sin saber que nosotros tenemos la llave” The Eagles




I´m ready to start the next decade of my life...

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